-¡Él es tan perfecto!
-¿Perfecto? ¿Existe alguien así?
-¡Sí! Amo sus ojos que no sabes si son verdes o azules, su piel clara, su hermosa sonrisa, su...
-Pero si sólo estás hablando del físico, Caro.
-¡Es que no es sólo el físico! Es tan comprensivo, caballeroso, ¡ah! y como besa. Y lo mejor de todo es que me trata como a una flor ¡A mí! ¡Y como una flor!
-Vaya, qué hombre. ¿Estás segura que no te lo has imaginado?
-Segurísima.
-Bien, pues mientras tú vas con tu hombre perfecto, tienen citas perfectas, yo seguiré buscando mi hombre perfecto -por que seguro que tu hombre perfecto no es tan perfecto para mí- entre hombres imperfectos, teniendo citas imperfectas.
-Sí que tendrás mucho trabajo, por lo menos yo ya me lo he ahorrado; pero no te preocupes, seguro que llegará.
Bien, pero creo que apenas voy bien probando suerte con hombres imperfectos. No hay por qué apurarse, es sólo parte de la vida, ¿verdad?